Los padres somos los que tomamos la decisión de mudarnos de casa, de barrio, de ciudad o incluso de país, pero esos cambios son muy duros para los niños, son muy difíciles porque normalmente implica dejar un lugar que conocen y donde se sienten bien, donde tienen amigos, para comenzar de nuevo en alguna parte totalmente desconocida para ellos y esto, no es nada fácil, a veces no queda otro remedio. Por suerte, hay libros como La casa de Celia escrito por Javier Martínez y publicado por la Editorial Edebé que nos ayudan a acompañar a los niños en ese proceso.
A Celia le gustaba mucho su casa, con ella hablaba, en ella jugaba, dormía la siesta, se sentía protegida, tenía un jardín con dos columpios y le hacía sentir acogida. La casa le cuenta a Celia que sus papás de Celia deciden cambiar de casa porque su mamá ha encontrado un nuevo trabajo en otra zona y Celia no entiende muy bien que la casa no se mude con ellos.
Cuando llega el día de la mudanza, a Celia ya no le parece tan acogedora la casa vacía y cuando se despide de ella, la casa no contesta. Al principio, a Celia no le gusta mucho la nueva casa, se siente triste, melancólica, pero cuando comienza a colocar todas sus cosas en su sitio y a encontrar lugares donde poder jugar, dormir la siesta y sentirla suya, su percepción va cambiando y se da cuenta de que puede ser igualmente feliz en su nuevo hogar.
Mariana Ruiz Johnson es la ilustradora argentina que da color a La casa de Celia. La tipografía utilizada es muy sencilla, de manera que resulta muy fácil de leer por primeros lectores. Es un texto breve que permite centrarte en los detalles de las ilustraciones de Mariana Ruiz, repletas de colores suaves y formas geométricas que acompañan las emociones sentidas por Celia a lo largo de todo el cuento. Uno de los guiños que más me gusta de las ilustraciones es que Mariana utiliza las ventanas de la habitación de Celia como si fuesen los ojos de la casa.
Me gusta mucho cómo en La casa de Celia se refieren al cambio como una oportunidad para adaptarse al cambio, para crecer, para descubrir aspectos positivos en las situaciones que se nos plantean y hacer nuevos amigos. Y es que cuentos como este nos ayudan a acompañar a los niños no sólo en cambios de casa, sino también en otros cambios importantes que puedan suceder en su vida como, por ejemplo, un cambio de colegio.
Cuando se producen cambios importantes en nuestra vida podemos sentirnos tristes, melancólicos, abrumados, enfadados… muchas veces no sabemos cómo gestionar nuestras emociones y es muy importante la actitud que adoptemos, tanto nosotros como adultos como los niños, porque somos modelos para los niños y si adoptamos una actitud positiva y natural como la del padre de Celia cuando va a visitar a los nuevos dueños de la antigua casa y estamos abiertos a los cambios, los niños vivirán con más tranquilidad y seguridad este tipo de cambios.
Ahora que dentro de poco vamos a cambiarnos de casa nos viene genial poder leer a los niños cuentos como este que me parece una herramienta para acompañar a los niños en los cambios inevitables que suceden en la vida.
¿Conocéis más cuentos para acompañar a los niños en los cambios que ocurren en la vida? ¡Os leo en comentarios!
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