¿Conocéis algún libro escrito por autores nórdicos? Nosotros acabamos de conocer Tania Val de Lumbre. Escrita por Maria Parr y publicada por Nórdica Infantil, Tania Val de Lumbre es una historia conmovedora. Los personajes nórdicos que viven en Val de Lumbre están repletos de vida, de historias, de emociones… Es una historia tranquila, inolvidable, realista, viva, para leer despacio, volverla a leer cuando terminas y que te deja con ganas de seguir disfrutando de las aventuras de Tania y de los peculiares personajes de Val de Lumbre.
Tania, la única niña que vive en el valle de Val de Lumbre, tiene 9 años, es pelirroja y tiene como mejor amigo y padrino a Gunnvald, un hombre de setenta y cuatro años que es su vecino. Tania adora vivir en Val de Lumbre con su padre, pero echa mucho de menos a su madre que es bióloga está en Groenlandia estudiando e investigando el deshielo de los polos. Le encanta intentar realizar saltos mortales con los esquíes y tirarse en los trineos que construye Gunnvald mientras canta con todo el tono que le permiten sus pulmones cuando pasa por delante del camping de Klaus Hagen, un hombre sin humor que odia a los niños y no soporta su mera presencia, tanto es así que en su camping no admite niños ni animales.
Cuando vuelve del colegio, Tania pasa el resto del día con Gunnvald en su casa, jugando, comiendo, escuchándole tocar el violín o simplemente disfrutando de su compañía. Tania es una niña noble, un terremoto, que quiere a los demás con locura hasta que le cruje el corazón.
Un día, Gunnvald recibe una carta de una persona de la que Tania nunca ha oído hablar, tiene un accidente por el cual tiene que ser hospitalizado y, desde ese día, a Tania le ocurrirán algunas cosas increíbles y otras que no son de su agrado, permitiéndole así darse cuenta de que la vida de los adultos puede llegar a ser muy complicada.
Si bien Tania es una niña totalmente autónoma, carismática resolutiva y de firmes decisiones, sigue necesitando la ayuda y cariño de sus seres queridos para enfrentarse a las visicitudes que le plantea la vida en su valle y es que, en Val de Lumbre no todo es felicidad, también se dejan entrever actuaciones egoístas de varios de los personajes y las consecuencias que tienen para uno mismo y para los demás, llegando a suponer sufrimiento para otros. Tania es consciente de que en la vida, no todo son alegrías, sino que también hay problemas a los que es mejor enfrentarse de cara y cuanto antes para solucionarlos.
“Velocidad y autoestima” ese es el lema de Tania, y es que es una niña que vive la vida intensamente, al límite de sus sentimientos, siendo consciente de sus virtudes, defectos y queriéndose mucho. Esto es algo que creo que habría que inculcar a los niños desde bien pequeños, a tener autoestima y amor propio, a apreciar sus virtudes y a ser conscientes de sus defectos.
Las expresiones que se utilizan a lo largo de la trama son de lo más entrañables, la prosa con la que narran la historia es dulce y muy cuidada, describiendo cada lugar y personaje con todo lujo de detalles. Llegas a poder conocer en profundidad a cada uno de sus personajes, su manera de ser, sus miedos, sus pesares, sus alegrías y esperanzas… y conocer en profundidad a un personaje no siempre ocurre cuando lees una novela juvenil. Además, debo de decir que la traducción realizada por Cristina Gómez-Baggethunes perfecta.
Conforme avanzas en la historia, descubres varias enseñanzas que invitan a los niños a reflexionar sin que se den cuenta entorno a los problemas del medio ambiente, la solidaridad, las relaciones con los demás, los valores, las creencias y la familia que te llegan al corazón como por ejemplo, “nunca es culpa de los niños”, a pesar de las malas decisiones de los adultos, nunca es culpa de los niños. Hay una enseñanza que los padres y madres deberíamos de grabarnos a fuego en el corazón y es que “¡El que es padre, es padre para toda la vida! No se puede dejar de serlo cuando ocurre algo que no nos gusta”.
También hay algo que me ha gustado mucho y es el autocontrol que demuestra Tania cuando está furibunda con Klaus y, aun así, le da un gran lección porque controlándose, evita decirle que es un idiota porque “No se puede llamar idiota a la gente”.
Me parece un detalle precioso y que demuestra con cuanto cariño han editado este libro que en las guardas del libro hayan dibujado con todo detalle el valle de Val de Lumbre, con sus picos, cerros, casas e indicaciones.
Las ilustraciones realizadas por Zuzanna Celej me recuerdan a los libros que leía cuando era pequeña. Con una paleta de colores que evoca los tonos que podemos encontrar en la naturaleza y unos trazos que dan vida a los personajes.
No sé si os he contado alguna vez que mi marido y yo estuvimos a punto de irnos a vivir a Noruega. Hace bastantes años ya viajamos a Noruega y nos enamoramos de sus paisajes, de su cultura, de su educación y de la vida que allí pudimos disfrutar al viajar por todo el país. Nos quedamos con ganas de más, con ganas de que nuestros hijos creciesen allí, así que comenzamos a aprender noruego desde España, con nuestra amiga Irmelin y decididos a mudarnos a ese maravilloso país cuando acabase el curso. Al final la vida da muchas vueltas y nos quedamos en España, pero seguimos echando de menos Noruega y seguimos enamorados de los países nórdicos conservando la ilusión de volver a visitarlos algún día.
Os podéis imaginar porqué Tania Val de Lumbre se acaba de convertir en mi novela juvenil favorita, no sólo de las novelas juveniles actuales, sino que también ha logrado el primer puesto entre todas las novelas juveniles que tanto me gustaba leer cuando era pequeña.
Y a vosotros ¿os gusta la literatura nórdica?
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